Apúsitos del Medo Cornelias Spantiforme



Bacterias o curpúsculos que afectan a las alas de los aviones, los rastrojos encendidos, la leche, los teclados de las organizaciones bursátiles. Coronados de una tragedia particular, se cree que pueden distinguirse machos de hembras, aunque sus características reproductivas siguen siendo material de criptogamia. Habían pasado inadvertidos hasta que se mezclaron, casualmente, con clorofila y un derivado de la celulosa para aparecer por el microscopio. Esto ocurrió en enero del 2008, en Dakota. Un día después se prohibió filtrar la noticia a la prensa, que estaba ocupada con el desastre que se preparaba en Wall Street. Se esperará, por lo tanto, a que vuelva a crecer la confianza de la masa de inversores (minoritarios) para poder propagarlas.

Algunos clínicos lo utilizan como euforizador. Los apúsitos se encuentran entre los teclados, las yemas de los dedos, en las puertas cerradas. La industria farmacéutica, pese a su abundancia (y por lo tanto, desprecio general) consiguieron hacerlo necesario, e incluso vendieron apúsitos aislando la brecamida, lípido principal que los constituye. Una vez descubierto y aislado tendría que servir para algo. Encontraron razones por las que mejoraba la salud, difusas, pero por lo menos no era nocivo en superabundancia. Hoy las granjas de apúsitos, protegidas de las gaviotas, nutrias y chinchillas, sus depredadores naturales, se encuentran en climas continentales, aunque no sean estos los más favorecedores, es el lugar donde se han impuesto. Las granjas las asaltan muchos antiguos adictos al Prozac y la gama de los "reseteadores del yo" (desde budistas vipassanicos hasta amnésicos buscadores de vidas pasadas) han hecho de los apúsitos del medo una expresión de color y una forma de vida. En Finlandia se está gestando una plataforma de "Salvemos a los apúsitos" y un doctor de endocrinología danés imparte clases prácticas sobre "Los apúsitos y el crecimiento de Kierkegaard". Se rumorea que Bayern quiere fichar a ambos después de leer sus informes privados.


Ilustrado por Paula Pogranizky

No hay comentarios: