Gutana (Guadua hermenensis Pseudo)

Aunque en un principio se la considera de la familia de las poáceas, la gutana es una excepción que puede entrañar una familia propia. Crecida en el guadual es reconocida como uno los mitos perdidos de algunas de las religiones de la sierra central andina. Su ritmo de floración y brote es de un ciclo completo de 120 años y se supone que era cortada en segmentos y pulida hexagonalmente. Después se ofrendaba con otros minerales.
La gran expectación que crea la gutana se debe a que supone un cambio radical dentro de la concepción de la cristalización de los azúcares dentro de cualquier orden vegetal. Es el milagro geológico de producir una fosilización inversa. Con formas de esmeralda se descompone en una turba que casi no se agota y de ella, si se la preserva bien, un fertilizante mediocre.
Su ciclo tan dilatado hace suponer que la cristalización de los minerales nace del mismo centro de la gutana y cuando se despeja de la última brizna de vegetal, se ha secado. No siempre es el poblado más cercano el primero que se entera de este nacer de una esmeralda de dos metros de altura y quince centímetros de grosor. Leñadores y guaqueros dan cuenta de la frondosidad. En ella el encuentro repetido, como el amoroso, es más propicio y ya no disfrutan de saber que hay una caña sin penacho, curvada como aseguran que se curva la luz. El eco o el brillo de la gutana lo delata. Dicen que las aves no pueden posarse y vuelan inquietas en torno. Se descubre, como en algunas variantes del bambú, un centro hecho a partir de las pequeñas enredaderas que crecen enroscadas a la caña que nunca se seca. Alguien avisa que lo vio, que existe en tal o cual colina y que sólo hay que seguir a las aves. Entonces comienza la tala.
Aunque la gutana no ha demostrado un patrón de crecimiento -aún no se ha encontrado ninguna entera- sin disposición clara entre los bambusarios más extensos, la búsqueda desenfrenada de los que se tienen noticia va agotando el medio. Como un vacío sucio y revuelto. que zarpa en cuña o se tumba en círculos, derriba las oblicuas del guadual. Lomas enteras son peladas. Se sube y se continúa por riscos y se desplaza siempre al pájaro que se persigue. Allá donde no se asienta, se espera encontrar el espécimen que nos alivie esta necesidad. Y en el peor de los casos, lo encuentran.

Prunus Cora (Segundo hueso)

El prunus cora comienza en una llamarada dentro del nudo de ramas de un melocotonero. Escribo 'comienza' porque aún no ha nacido. Para algunos ningún Segundo hueso ha nacido todavía, ni será posible que nazca, pero sí cuenta con historia y está unida al fuego. Los primeros textos que recogen la existencia de este animal duro y brillante es en los manuales secretos para la purificación del fuego sagrado entre los pahlavies. Esta antiquísima religión irania adoraba la verdad, las divisiones y a los vertebrados. Como ejemplo a un mentiroso o a cualquiera que hubiese sido tocado por una prostituta debía purificarse tras aplastar un número fijo de alacranes, escolopendras y gusanos. El prunus cora señalaba a los melocotoneros como los únicos árboles con médula espinal, lo que, pese a no ser los mejores para encender un fuego, los hacía los más sagrados. Las instrucciones para cortar un árbol eran precisas. Tenían que dividirse entre sus partes altas y sus partes más bajas. El tronco no podía tocar las raíces, así como las ramas no se podían tronchar, sino que tenían que ser seccionadas por el hierro. El corte de ellas era preciso para que el prunus cura quedase intacto. Entre las cenizas del ritual, rojo, como si aún conservase el fulgor de las brasas, brillaba el prunus cora. Los romanos, al ser considerados, algunas veces, como suma de las conchas fenicias, los consideraron familias de los gastrópodos. Incluso, en un poema de Marcial, se bromea con la sopa de Segundo hueso que se cocina para la boda de un patricio.
Si naciese, el prunus coritia nacería en las primaveras tempranas. No hay ejemplares fuera de los nudos y de los huecos del árbol. La floración es un esfuerzo tan inmenso para el árbol que produce esta osificación partiendo de excrementos externos que suben y se anudan entre las ramas. Así, si el segundo hueso creciera, crecería hendiendo la madera desde dentro, desde abajo hasta arriba con el sinfín helicoidal que se alimenta de la savia extraída. Siendo un hueso sin tuétano, una concha sin carne, el Segundo hueso se comporta como una herida que parece crecer, pero que, en su rigidez, sostiene la flexibilidad de las ramas. Es la cristalización de un esfuerzo que supera, con creces, las manchas de los anillos de la corteza que van comprimiéndose hacia el centro del árbol. Él se expande y deja el centro vacío, con una puerta abierta sesgada como la invitación a que otros aniden el hueco que hasta entonces siempre fue frío. Sin embargo, pocas especies lo transitan. Algunas hormigas, que siempre están de paso o un vencejo de campaña que aún no ha decidido su último hogar, son los únicos animales que se han encontrado habitando a este otro animal.
Debido a que no ha podido comprobarse que se alimente de nada, algunos biólogos lo clasifican dentro de los minerales y los geólogos tienen la completa convicción de que es orgánico. Aseguran que el Segundo hueso tiene demasiado carbono en transformación para ese reino de la inquietud milenaria para el que ellos viven. El prunus cora, si muriese, muere con el árbol y llegando a alcanzar tres palmos de alto, no es más grueso que el puño cerrado de algunos campesinos. Eso, si no se astilla antes.

Turritopsis nutricula















La historia de la turritopsis comienza en el Caribe y no se acaba nunca. Es la única especie conocida que es inmortal. Es, a la luz de neón, uno de esos animales fantasmales y entristece pensar en la irreflexión en la que se cayó al nombrar como lemures a simpáticos mamíferos cuando a estas medusas le quedarían mucho más ceñidos un nombre que significa 'fantasma', frente al suyo, que quiere equivale a 'cabellera'. Sin contar los filamentos, dibujan un ángel que se eleva o un Fénix que se hunde en las cenizas del mar. Su intención, como el resto de las medusas, es la deriva. Si habitan por todos los mares, se supone, es porque puede sobrevivir en las sentinas o dentro de las aguas almacenadas en los barcos que transitan de un puerto a otro.
Pero esto no las distingue mucho más que su nombre. La turritopsis es el diseño materialista de las promesas religiosas. Como en los misterios clásicos, perder los genitales es dar un paso atrás y así, volver a empezar. Se desprenden de sus atributos de madurez y pueden comenzar la misma vida, sin conciencia de nuestro paso limitado o con un peso parecido a nuestra memoria. La suya cae en el fondo y ser carroña de plankton. En el laboratorio se comporta bastante bien y se ha reencarnado a su infancia cada vez que se le ha obligado y puede volver a hacerlo si se lo propone. Cuando han intentado verificarlo en su ecosistema sólo encuentran medusas jóvenes (pólipos) que no llevan etiqueta o tarjeta identificativa ninguna. Cuando se probado a dotar de señales concretas a alguna medusa los distintos peligros del mar la han devorado rápidamente. O ha caído enferma. O simplemente ha desaparecido.
Pero en el laboratorio ha sido teóricamente inmortal y eso inquieta.

(Nano riemann) NanoVirus 121-B

Hasta ahora sólo se intuía, pero el deseo de control es parte de un animal pequeño. Es el día a día del NanoVirus 121-B, un cuerpo que permite, al caer a una cepa infecciosa, mejorar sus condiciones de vida al convertirla en un ataque más virulento, pero sostenible.
Es un virus que se alimenta de otros virus. Ejemplos parecidos a este los tenemos en los gusanos planos que atacan a los caracoles, los pájaros y las vacas. Se creía que era independiente y como huésped, nocivo. Se ha descubierto que este anillo plano permite al caracol vivir notablemente más tiempo de media depués de ser infectado. Además tiene el mismo número de posibilidades de ser devorado por un ave que estando sano. Los pájaros están tan acostumbrados a ver a los caracoles escondidos, que una vez expuestos a la luz del sol, no los reconocen.
Estos anélidos planos, a la vez, contienen otros virus que manipulan sus preferencias selectivas y a estos virus (que no sólo están presentes en los gusanos) son controlados directamente por el NanoVirus 121-B. Con el último microscopio construido, de potencia suficiente, se han podido descubrir y corroborar más allá de las anteriores teorías de su existencia.
El NanoVirus es terriblemente simple y mucho más sencillo que una cadena de lípidos, lo que hace pensar a algunos expertos que se puediese programar para tratar enfermedades como la leucemia, donde los anticuerpos del cuerpo humano necesitan una reprogramación. Se baraja la hipótesis de que una persona con leucemia pudiese mantenerse enfermo durante muchos más años, de manera estable y con un consumo necesario de estos NanoVirus. La industria farmacéutica ya se ha puesto a trabajar en ello.
Sin embargo, Quim Van Patten, investigador holandés, sugiere que dicha práctica ha ocurrido en casos concretos y que la voz popular los ha venido denominando como "zombies". Las bacterias del cólera (Vibrio Cholerae), que acabó con cientos de vidas en las Antillas holandesas permanecieron en contacto con los gusanos planos, en especial con el ongó (Tricladida Linnaeus), y con la larva que se conoce como "el gusano del mezcal" (Scyphophorus acupunctatus), que hubiese podido apuntalar la infección por dos frentes. Estos dos gusanos acabaron por acostumbrarse a servirse en una fiesta religiosa. Donde antes se servían caracoles y luego unos tragos de mezcal. Los NanoVirus que portaban los gusanos alargaban la vida de los participantes de la ceremonia, probablemente ya todos infectados por la bacteria del cólera. Así la producción folklórica caribeña sobre zombis y su desaparición una vez erradicado el cólera permanece hasta nuestros días. Es una mutación más virulenta del cólera y persiste de forma más prolongada en la vida de las personas, que muchos tienden a entrar en hábitos fijos, respuestas lentas o comportamientos de una regularidad compulsiva. Esta hipótesis fue escrita gracias a una beca otorgada por cadenas de montaje de la industria pesada y una importante cadena de artículos textiles.

Sin embargo la clasificación biológica de este Nanovirus aún no ha cerrado las sospechas científicas. La costumbre de clasificar, como se dice, no puede acabarse nunca. Hay quien intuye que al NanoVirus 121-B es controlado a través de partículas más pequeñas, probablemente segmentos minúsculos de carbono. Muchos químicos están trabajando en un tratado que vengue este protagonismo de la biología de una vez por todas.

(Filiford silensis) Fortunascadente

Aún hoy un lecho cristalino de cualquier río de los Alpes contiene más de un centenar de Filiford silensis. Un golpe de vista profana no descubre ni uno. Sin embargo, la mirada de un biólogo, un marinero, un avaro, un censor o de cualquier persona acostumbrada a reconocer un detalle de una vastedad, se encuentra que el cauce del río se mantiene por la abundancia del Filiford silensis. Uno de ellos, al caer al cauce, se multiplica. Como mucho existen tres en el mundo, pero su número se cuenta por los reflejos. Se refleja en cada gota, idénticas en el curso del mismo río, el mismo a kilómetros de distancia y simultáneo.
Su vida, eminentemente larvaria permanece durante tres meses y medio recopilando materiales en los que ocultarse. Desprotegida, la larva de fortunascadente construye una comunidad de entramados organizativos que evitan, por todos los medios, modificar el cauce del río. Unas partes de los escudos de unas protegen a las zonas más vulnerables de otras.
Según una leyenda que se atribuye a Apolonio de Tiana, de esta larva los lacedemonios pudieron desarrollar la idea para sus técnicas de combate.
Fueron apreciados en la antigüedad por su preferencia para seleccionar plomo y metales pesados que arrastraban las corrientes para la construcción de su camuflaje.
Una vez llegadas las corrientes alquimistas en la segunda mitad del XIII, junto a los primeros casos de peste negra, se pensaba en que esta larva que permanecía 103 días en el agua y salía del cauce para respirar 103 veces, una imagen de la sublimación de la vida.
En un libreto de Giambatista Marino (pleno s. XVII) se habla de la importancia de la fortunascadente que hace acopio de lo más pesado de la corriente para que esta no se lo lleve.
Luego llegaron los botánicos y clasificaron al Filiford silensis con los tricópteros. Hasta ahí parece haber llegado el aprendizaje humano de este animal que produce seda una ligera seda para sostener su casa y conservar el mundo tal y como era antes de que él llegase.
Al terminar su estado larvario ocurre un efecto óptico impresionante. Todo el río parece empezar a volar. Los millares de reflejos que el fortunascadente produce en la superficie del río eclosionan a la vez. La larva se desprende del escudo y se alza apenas unos centímetros por encima de la superficie, elevando, a la vez, la superficie. Los reflejos arrastran consigo el agua, que levita y crece. Al final de la tarde, el agua se ha separado apenas una fracción de centímetro del cauce, que permanece seco si el día es cálido. El río entero fluye, en este momento, por encima de su lecho natural y toda la vida permanece suspendida, arrastrada, sobre una imagen. Entonces, al llegar la noche, el fortunascadente muere y el cauce vuelve a mojarse y las larvas continúan con su trabajo de protección.

Foscoglio (italo svensis)

Animal enorme que crece y crece. Cría en las altas cumbres de los apeninos, en la edad media fue considerado, a un tiempo, animal del que provenía la peste y la cura de la misma. De piel verdácea, fina y con un brillo mate, se le confundía con una vegiga de cabra hinchada. Si aparecía rebotando en una boda era un buen augurio. A medio día de verano, cuando el calor es más intenso, puede verse (ya que es un animal solitario) resbalando loma abajo y con una cortina de gas con el que parece que las cumbres se tambalean. Esta es la señal por la cual se sabe que el foscoglio ha entrado en la edad adulta. A partir de ese momento, los biólogos, han descubierto que nunca estará sano, excepto en el momento de su muerte, donde la piel se da la vuelta, adquiere mayor textura y el gas se libera.
Sus cementerios, situados en la estratosfera, suelen mostrar un color verde pajizo con las primeras luces del alba.

Hormiga del deseo (Phillompa trophalaxia)

Una comunidad madura de la hormiga del deseo tiene una media de 400 individuos que se reproducen en una especialización muy diferenciada. Los únicos ápteros (sin alas, pero con ganas de volar) que salen a la luz son los rastreadores, cargados de un tórax redondo con un lomo cóncavo y oscuro. Sus apéndices son cada vez más cortos según avanzan. Su función es repeler un olor dulzón y el rastro de su deglución atrae, sobre todo, al pulgón plano, el chiliche y algunas veces hormigas (tanto de su comunidad como de otras especies) y otras especies de insectos que son poco valorados.

Estos individuos trabajadores manan constantemente. Muchos de los insectos que se acercan entran en el hormiguero hasta unas cámaras donde el resto de las hormigas acumulan sus extremos melificándolos. Aunque son pocos los que llegan al fondo del hormiguero, en pocas horas son demasiado gruesos para salir. El pulgón plano puede vivir casi tres años en una de estas cavernas repletas de la baba de la hormiga del deseo, done habitan como huéspedes a los que se limpia y alimenta a diario como si fuesen larvas. Si entre los huéspedes discuten, las hormigas matan a uno de los dos contrincantes (el primero que sea herido) y lo absorbe el hormiguero. Así, como la lucha entre el pulgón plano es habitual por el territorio, suele ganar el que ya poseía el espacio, aunque ocasionalmente entra un pulgón más joven y más hábil. Pero si la muerte es de vejez se secciona y la cabeza se ofrece, generalmente, a la reina que antes se creía que utilizaba para sus labores de reproducción.

flor do deu (flamirita conspicua)

Vistosa especie de climas tropicales que se encuentra en la restinga. Los tallos tienen hasta dos metros de altura, crecen en pocos años y son similares al bambú. Los primeros botánicos creyeron que era una especie sin flor, pero esta está cubierta de tierra hasta los pétalos y sólo se ve en el momento en que se pisa o existe una reacción con la raíz (depende de la variedad). Realmente no es una flor, sino una llama con forma de flor. Es como una llamarada de un gas que se ha desprendido. Cuando se apaga se sabe la localización, pero el calor ha cicatrizado los órganos reproductores. Sólo en el momento preciso de la luz sobre el pie es cuando la planta es fértil y depende de la atención del bosque entero para poder recoger el polen de los estigmas subterráneos. Para ello, muchas veces, la presencia casual de una hoja seca basta.

Apúsitos del Medo Cornelias Spantiforme



Bacterias o curpúsculos que afectan a las alas de los aviones, los rastrojos encendidos, la leche, los teclados de las organizaciones bursátiles. Coronados de una tragedia particular, se cree que pueden distinguirse machos de hembras, aunque sus características reproductivas siguen siendo material de criptogamia. Habían pasado inadvertidos hasta que se mezclaron, casualmente, con clorofila y un derivado de la celulosa para aparecer por el microscopio. Esto ocurrió en enero del 2008, en Dakota. Un día después se prohibió filtrar la noticia a la prensa, que estaba ocupada con el desastre que se preparaba en Wall Street. Se esperará, por lo tanto, a que vuelva a crecer la confianza de la masa de inversores (minoritarios) para poder propagarlas.

Algunos clínicos lo utilizan como euforizador. Los apúsitos se encuentran entre los teclados, las yemas de los dedos, en las puertas cerradas. La industria farmacéutica, pese a su abundancia (y por lo tanto, desprecio general) consiguieron hacerlo necesario, e incluso vendieron apúsitos aislando la brecamida, lípido principal que los constituye. Una vez descubierto y aislado tendría que servir para algo. Encontraron razones por las que mejoraba la salud, difusas, pero por lo menos no era nocivo en superabundancia. Hoy las granjas de apúsitos, protegidas de las gaviotas, nutrias y chinchillas, sus depredadores naturales, se encuentran en climas continentales, aunque no sean estos los más favorecedores, es el lugar donde se han impuesto. Las granjas las asaltan muchos antiguos adictos al Prozac y la gama de los "reseteadores del yo" (desde budistas vipassanicos hasta amnésicos buscadores de vidas pasadas) han hecho de los apúsitos del medo una expresión de color y una forma de vida. En Finlandia se está gestando una plataforma de "Salvemos a los apúsitos" y un doctor de endocrinología danés imparte clases prácticas sobre "Los apúsitos y el crecimiento de Kierkegaard". Se rumorea que Bayern quiere fichar a ambos después de leer sus informes privados.


Ilustrado por Paula Pogranizky

Nihil Dominum Omnium (Él)

Se especula con un animal tubular, de enormes dimensiones y expandible. No tiene osamenta, pero tampoco se podría decir que fuese invertebrado. Su anatomía es inversa, es decir, su cuerpo es parte exterior, mientras que el interior es el espacio que nosotros ocupamos.
Existen tres grandes hipótesis sobre su nutrición. Si es de un crecimiento constante y parabólico hacia el exterior, no ha de nutrirse, le basta ampliarse fuera de sí, ocupar lo que va siendo.
Si decrece en términos de cantidad, se autofagocita, reduciendo los terrenos hasta que no quede nada de él, sólo una bóveda, nueve esferas y algunos dibujos a mano.
Si se expande y contrae a ritmos constantes no se puede identificar en una cadena alimenticia. Estaría en lo alto y lo bajo de la pirámide, convirtiéndola en una esfera de un solo punto.

Algunos experimentadores intuitivos han llegado a asegurar que somos su sistema digestivo o, en una linealidad más final a este, su propia excrecencia y alimento, lo que lo convertiría en un problema humano y a estas alturas quien quiere mojarse las manos en estas cosas no suelen escribir para revistas especializadas.

Advaitines (mahatium sanquirina)

Descubiertos en época temprana de la zoología, son seres que entran en los límites de la piel. Sus organismos, por lo general, han sido señalados dentro de armadillos tropicales, en el subcontinente índico, mientras estos aún estaban vivos. Se discute si los advaitines se mueven o están quieto, ya que siempre conserva el mismo peso que su huésped y posee una opacidad casi nula, de tal manera que hubiese sido imposible que los habitantes se percatasen de este animal si no fuese porque los armadillos andaban siempre mirando al cielo y se lanzaban desde grandes alturas. Ocurría escasas veces y sólo después de la muerte de algún maestro de escuela o un reconocido estudioso de los textos.

Por tales señales, tradicionalmente se le supone la reencarnación lógica de un cuerpo de un iluminado. Una vez descubierto la totalidad, el iluminado rechaza el cuerpo de los dioses, como el de los animales debido a que ambos están dispuestos al engaño de la muerte. Deberán encontrar un cuerpo sin transformaciones o que las posea todas. En esa decisión algunos toman la carga de los advaitines.

La discusión en torno a este animal no acarrea problemas zoológicos en cuanto a su clasificación (más bien porque no se ha empezado del todo, debido a que primero se ha preferido aclarar el origen de sus características). No han sido aclaradas las cuestiones de si este cuerpo se mueve o no, o si ya había sido anticipado su descubrimiento en las escrituras o no. Desde luego que los que encontraban la revelación en las escrituras esgrimen que en ellas se dice

"Ni denso ni sutil" (Br. Up. IV, 4, 22),

lo que animó bastante al bando que hablaba sobre la inacción, ya que un cuerpo no podía tener acción si no tenía correspondencia. Esto lo contrarrestaron con el mismo texto, donde se puede leer:

"Parece que piensa, parece que se mueve" (Br. Up. IV, 3, 7)

y los confiados en que los advaitines no se movían (y por lo tanto, sería la mejor forma de conseguir que no podrían morir los iluminados y alcanzar el estado de suprema conciencia) citan, en voz en grito

"todas las acciones desaparecieron" (Mu. Up. II, 2, 8)

Claro, los que no estaban de acuerdo con este animal fuese revelado en las escrituras, sino en la tradición pudieron leer

"Él es el oculto" (Bha. Gi. XV, 7)

Y tratarlo como una reverencia, sin dar su brazo a torcer, ya que a lo mejor estaban tratando con una materia de la que no podía alcanzar el simple razonamiento. Fueron los cautos y nadie parecía escucharlos en la comunidad científica de la época.
Otros muchos seguían indiferentes, hasta que se encontró

"Sin manos ni pies se mueve con rapidez y coge (objetos); sin ojos ve, sin oídos oye" (Sv. Up. III, 19)

Lo que termina por descolocar a unos y a otros, pero para intentar llegar a un acuerdo común y ver que si el movimiento existe (algo que parece obvio a juicio de la mayoría, y sólo la mayoría), se dictó que venía referido en

"Pero es la naturaleza la que actúa" (Bh. Gi. V, 14)

Siendo así el propósito de otro cuerpo el que relegase el advaitín, no cediéndole sus propiedas, sino más bien al contrario, manteniéndose al margen del mundo exterior y de las impurezas propias del interior (se decía que el armadillo protegía su carne porque esta carecía de impurezas), en un eterno deambular invisible, hacia una y otra dirección del tiempo.

Jukiyo Tirma (centrus pseudo)

Parecido al vibrisco, pero más grande y peludo. No se conocen familiares que pueblen islas. Envejece. Se acerca con regularidad a núcleos de población sedentaria. Se dice que mientras los núcleos de población sedentaria se acuerdan de él y esperan su muerte envejece. Y justo cuando se olvidan de él, sigue envejeciendo. Algunos zoólogos cuentan que olvidarse de él no sirve para nada, otros, que la especie que hoy tenemos sólo es una reminiscencia de la del siglo pasado y que sus crías ya nacen viejas. Al parecer siente predilección por las flores de un día. El celo comienza a finales de junio y su gestación dura seis meses.

Vibrisco (centrus centrus)

Animal de origen incierto. Se le ha relacionado con especies de las profundidades de las fosas marinas aunque las pruebas aún no han convencido a los especialistas en vibriscos. Su carne es suculenta y, en algunos países, se les utiliza como animales oraculares debido a su canto capaz de imitar susurros humanos. Por esto mismo también se ha especulado con su origen extraterrestre. Es un animal de costumbres nocturnas que, una vez atardecido, todos los individuos unifican sus sexos, impidiendo de esta manera la procreación, que no una incesante actividad los días de luna llena. Es muy famosa su aversión a los lemures. Darwin no lo conoció y Freud le dedica un párrafo muy chistoso en Tipos libidinales.

Ichilimotle (ignarus Indica)

Animal que cambia las cosas de sitio. Su carne en México es muy apreciada por su escasa abundancia y su textura picosa.

En la época precolombina fue sujeto de divinización. Se le hacía ofrendas en el mes de la serpiente donde se cremaba coco, incienso y hojas de tabaco. Su culto le estaba prohibido a los tlatoanis y burócratas de vida pública. Una vez en casa, allá cada quien.

El pez momia.

La evolución tiene sus reservas y los peces momia es una de ellas.
Eso afirma Richard William Robertson III* en su libro: El organismo de Dios según las especies de 1861. En él se refiere a un animal que, una vez secado, podía aguantar muerto-vivo hasta que se volvía a mojar y allí recuperaba la vida, intacta. Dicho pez era muy longevo (alrededor de los 30 años, si no se contaba en los momentos de sequía, que podían alargarse indefinidamente) y tenía la particularidad de ser de apariencia arenosa y del tamaño un poco inferior de los cetáceos menores (p. 237). La referencia al pez momia es la encargada de indicarnos cómo pudo realizarse la resurección de Cristo. Estudios posteriores a la publicación han encontrado algunas especies de peces que resisten meses sumergidos en el fango y salen a flote en la temporada de lluvias. Pero las indicaciones de Robertson son claras: "se seca completamente, indicando que no sólo Cristo podría resucitar cuantas veces quisiera, sino que sobreviviría a los climas extremos".
Los zoólogos prorobertsonianos interesados en el pez momia consiguieron explicar la evolución de este animal antes de abrir una serie de congresos que han emborronado esta explicación. Según la antigua teoría pertenecería a las costas del interior del mar de Tetis donde las mareas serían muy distanciadas y las playas extensas, siendo así habitual para la especie el quedarse encallados en la orilla. Los que consiguieron resistir los lapsos entre marea mínima y marea alta pudieron desarrollar capacidades de superviviencia sin respiración. Tras el movimiento continental, esa especie quedó en una versión más reducida y mermada en lagos y arrollos. Sin embargo la mayor reserva de los peces momia se encuentra, como parece completamente lógico, entre las dunas del desierto del Sáhara. Allá millones de curpúsculos pertenecientes a la desecación extrema por parte del clima de esa zona geográfica les ha obligado a resistir durante miles de años, esperando una segunda oportunidad. Ahora mismo los zoólogos más extremos están buscando cómo darles este empujoncito que reactivaría la actividad pesquera en los pueblos subsaharianos. Miles de barcos y aviones cargados de agua salada esperan a que se reuna la flota necesaria para poder volver a repoblar la extensión más caliente de la tierra. Ya hay una compañía pesquera japonesa desarrollando material de pesca y comprando, a precio de desierto, lo que será una de las zonas más ricas en pesca de lujo del mundo.


* R.W.R. fue un pastor anglicano que se convirtió al catolicismo y más tarde al hinduismo para volver, al final del todo, a la confesión de sus padres: la industria fabril. Este trabajo aquí referido es el que motivó su primera transición de fe. Más tarde conseguiría un permiso de la reina y del Vaticano para investigar los métodos reproductores de algunos indígenas de la India, donde acabó contrayendo matrimonio en contra de los deseos de su pareja. Al final de su vida formuló un próspero negocio de venta de frutas, zumos y preparados mágicos contra la gonorrea y otras enfermedades del trópico. Su prole hoy lo tiene completamente olvidado.

Laorca del valle y sindia.

Laorca. Anélido hermafrodita que se encadena en la cópula con más de tres ejemplares -aunque se forman circuitos de cientos de ellos. En estos acoplamientos perfectos se forman círculos, ochos, espirales complejas y otras figuras cerradas. Debido a que su interior está hueco y las dos bocas -o extremos- corresponden con los distintos órganos reproductores si estos se dilatan lo suficiente y empalman perfectamente, por el espacio que se genera podrá circular la sindia. Esta no se encuentra en todos los laorcas, pero se reproduce una vez encontrado un huésped afín o cuando la cadena de la cópula se interrumpe y debe morar en uno de ellos. Su forma viscosa y su carencia de estructura ósea permite a la sindia recoger la suciedad acumulada en el interior del laorca así como generar un contrapeso y favorecer los movimientos.
Como la cópula no tiene sentido de reproducción en cuanto a inseminación, sino de gozo y regeneración de los sujetos, esta se puede alargar durante horas. A lo largo de los laorcas, la sindia recorre su interior a gran velocidad, extendiéndose hasta que queden indiferenciados, pero unidos.

Pinus Uncinata (pino negro)

En lo alto, el árbol. Sin los trigales del valle, porque allá abajo no puede retoñar; el verano y la arrogancia se marchan en la espera.
Ha ido rodeándose de vetas, una a una engordaron las grietas de la piedra. Sus raíces sostienen y aprietan la profundidad de la roca, hacia abajo, su peso es la persistencia. Si muriese quedaría así, alimentado de piedra , un saliente para la escalada que quizá sintiera que la montaña lo empuja un pulgar más alto cada año. Y detenido, entre el valle y el cielo, habitaría inmóvil.

Brîstomelj (Ungurino comunis)

Habitante de la parte medirional de la sierra de Bohemia. Su particularidad es que durante el día parece un enjambre de polillas blancas y muchas veces se le ha llamado "Flor del invierno" (Brîstomelj). Dotado de una cabeza minúscula con ojos negros aplicada en el inferior del cuerpo su tórax se compone de dos escamas que forman una caperuza escarlata. Si esta permanece limpia y se expone a una perfecta luz lunar, crea un color rojizo intenso que llama a las polillas que puedan verla. La vibración del cuerpo convierte el brillo en un efecto delicuescente que hace que las presa no se lo piense dos veces y a la tercera vuelta se adhiera al cuerpo, intensamente frío, muriendo en el acto. Sin embargo, la deglución es lenta y se sucede con menos constancia que las muertes.

Crayonas Herbertus (Popeto)

Coleóptero antimimético capaz de tomar las formas adecuadas para ser un ser contrario a la especie a la que ignora. Según algunos representantes de las antologías de insectos es el causante de la sobreabundancia de especies en lugares comunes como el Alto del Paraná o las inmediaciones de la selva tropical de Leticia. Figura como un revolucionario dentro de las aptitudes de articular los apéndices extensibles (hasta doce en apariencia y siempre en múltiplos de tres). Muchos se empeñan en concederle el color verduzco de su nacimiento como genérico, aunque, recientemente se han descubierto distintas variedades que se localizan en Asia meridional, Europa y el sureste de África y cada uno presenta un color de nacimiento distinto. Su mayor depredador es el cusuco y hasta ahora no se le ha encontrado un lugar en la moda o la gastronomía, lo que evidencia la falta de atención a lo inconstante por parte de los nativos que viven en las zonas más pobladas de popetos.